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"Erase una vez un teclado triste que vivía en una habitación llena de cosas. Un día, decidieron hacer obra en la casa donde él vivía, y como su habitación iba a desaparecer, le buscaron un sitio nuevo. El teclado tenía una funda que le protegía del polvo para que sonara bien, pero con el paso del tiempo, esa funda se había ido rompiendo y se quedó muy fea. Fue entonces cuando un enanito me llamó y me encargó que preparase una funda nueva para el teclado, porque ya le habían encontrado un sitio nuevo, y tenía que estar muy elegante. Fue un honor, aunque lleno de responsabilidad. Me puse manos a la obra, buscando la tela que mejor le iría, cómo lo podía hacer, cómo decorarlo... hasta hoy.
Hoy el tecladito triste, es un teclado feliz. Vive en un salón enorme y precioso, todo nuevo. Y lo mejor, está muy a mano y los niños pueden jugar con él cuando quieran. Esta noche, cuando el teclado se ha ido a dormir, se ha tapado con su funda nueva, para estar bien protegido y soñando con las risas de los niños que ahora van a jugar con él, se ha quedado dormido
¡Dulces sueños, Tecladín!"
Y después del cuento, os dejo unas fotos de Tecladín con su ropa nueva. ¡Espero que os guste!
Besotes
Lara
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